lunes, 6 de agosto de 2007

Tres motivos para desconfiar de una idea

Desde el punto de vista del conocimiento, ciencia y religión representan dos formas a través de las cuales, el ser humano entiende y se explica el universo en que esta inserto, una dictada por el corazón o los sentimientos y la otra por el cerebro o racionalidad. En lo profundo del ser humano estas dos formas de adquirir conocimiento trabajan unidas, pero racionalmente no nos enteramos y actuamos como si corazón y cerebro fuesen enemigos irreconciliables, quizás esto sea causado por que la religión, por muchos siglos domino nuestra sociedad y la enseñanza, inculcando la idea que la razón es el arma del diablo, para citar un ejemplo; en la mayoría de las versiones de la Biblia dice que Eva cogió la manzana del árbol del “saber” o del “conocimiento”.

Debemos aprender que corazón y cerebro sirven para hacer funcionar un cuerpo y que el uno sin el otro no sirve, ya que guiarse solo por los sentimientos o solo por el intelecto nos lleva invariablemente a cometer errores.

Opino, que como siempre los extremos son malos y debiéramos aprender a utilizar concientemente ambas herramientas en armonía, algunas veces guiarnos por los sentimientos apoyados en la razón y en otras por una razón apoyada en los sentimientos. Teniendo en mente que ambas son las alas que le permiten al ser humano volar, es decir, poder conocerse a sí mismo y dar un significado a la propia existencia.

Un motivo básico para que la religión considere que su forma de conocimiento esta por sobre el científico, se sustenta en el dogma que la fe, la que, por estar influenciada por el afecto sería superior a la razón, y esta no podría demostrar lo que pertenece a la fe, esta idea tiene su origen en que Dios estaría por encima de cualquier razonamiento humano.

Un poco de historia; en la antigüedad y pese a las limitaciones dada la nula tecnología, pero si mucho ingenio, se las arreglaron para obtener datos astronómicos bastante exactos sobre; la duración de las estaciones, predecir eclipses y configuraciones planetarias, etc. Eso sí, todo su saber estaba adornado de fábulas y misticismo y si sumamos a esto que la transmisión del conocimiento se hacia principalmente vía oral.

En la mayoría de las culturas, los que ejercían el control religioso mantenían, además, el monopolio del conocimiento y hasta años recientes controlaban la educación, es decir, tenían las herramientas para influenciar fuertemente que se enseñaba y que no, con esto evitaban que el saber escapara de su pequeño circulo de influencia.
Evidencia
¿Nos hemos preguntado cómo sabemos las cosas que sabemos? ¿Cómo sabemos, por ejemplo, que las estrellas que parecen pequeños puntos de luz en el cielo nocturno, son en realidad gigantescas bolas de fuego como el Sol, pero que están muy lejanas? ¿Y cómo sabemos que la Tierra es una pequeña esfera mucho más pequeña, que gira alrededor de una estrella, el Sol?

La respuesta a esas preguntas es "por la evidencia". A veces, "evidencia" significa literalmente ver u oír, tocar, oler que una cosa es cierta. Los astronautas se han alejado de la Tierra lo suficiente como para ver con sus propios ojos que es redonda. Otras veces, nuestros ojos necesitan ayuda. El "lucero del alba" parece un brillante centelleo en el cielo, pero con un telescopio podemos ver que se trata de una hermosa esfera y que tiene fases al igual que la Luna: el planeta que llamamos Venus. Lo que aprendemos viéndolo directamente (u oyéndolo, palpándolo, etc.) se llama "observación".

Muchas veces, la evidencia no sólo es pura observación, pero siempre se basa en la observación. Cuando se ha cometido un asesinato, es corriente que nadie lo haya observado excepto el asesino y la víctima. Pero los investigadores pueden reunir otras muchas observaciones, que en un conjunto señalen a un sospechoso concreto. Si las huellas dactilares de una persona coinciden con las encontradas en el arma, eso demuestra que dicha persona lo tocó. No demuestra que cometiera el asesinato, pero además pueda ayudar a demostrarlo si existen otras muchas evidencias que apunten a la misma persona. A veces, un detective se pone a pensar en un montón de observaciones y de repente se da cuenta que todas encajan en su sitio y cobran sentido si suponemos que fue Fulano o Mengano el que cometió el crimen.

Los científicos - especialistas en descubrir lo que es cierto en el mundo y el Universo- trabajan muchas veces como detectives. Hacen una suposición o una hipótesis de lo que podría ser cierto. Y a continuación se dicen: si esto fuera verdaderamente así, deberíamos observar tal y cual cosa. A esto se llama predicción. Por ejemplo si el mundo fuera verdaderamente redondo, podríamos predecir que un viajero que avance siempre en la misma dirección acabará por llegar a mismo punto del que partió. Cuando el médico dice que tienes sarampión, no es que te haya mirado y haya visto el sarampión. Su primera mirada le proporciona una hipótesis: podrías tener sarampión. Entonces, va y se dice: "Si de verdad tiene el sarampión, debería ver...." y empieza a repasar toda su lista de predicciones, comprobándolas con los ojos (¿tienes manchas?), con las manos (¿tienes caliente la frente?) y con los oídos (¿te suena el pecho como suena cuando se tiene el sarampión?). Sólo entonces se decide a declarar "El diagnóstico señalan que el paciente tiene sarampión". A veces, los médicos necesitan realizar otras pruebas, como análisis de sangre o rayos X, para complementar las observaciones hechas con sus ojos, manos y oídos.

La manera en que los científicos utilizan la evidencia para aprender cosas del mundo es tan ingeniosa y complicada que es difícil de explicar. Pero dejemos por ahora la evidencia, que es una buena razón para creer algo, porque quiero advertir sobre de tres malas razones para creer cualquier cosa: se llaman "tradición", "autoridad" y "revelación".
Tradición
Empecemos por la tradición. Si juntas y hablas con niños educados en diferentes religiones, como cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, sijs, etc. y les preguntas en que creen. Lo que los niños digan demostrara exactamente lo que se entiende por "tradición". Sus creencias no tendrán nada que ver con la evidencia. Se limitaban a repetir las creencias de sus padres y de sus abuelos, que tampoco estaban basadas en ninguna evidencia. Dirán cosas como "los hindúes creemos tal y cual cosa", "los musulmanes creemos esto y lo otro", "los cristianos creemos otra cosa diferente".

Como es lógico, dado que cada uno cree cosas diferentes, es imposible que todos tengan razón. Pero no es esto lo que me interesa de momento. Lo que quiero es preguntar de dónde salen sus creencias. Salen de la tradición. La tradición es la transmisión de creencias de los abuelos a los padres, de los padres a los hijos, y así sucesivamente. O mediante libros que se siguen leyendo durante siglos. Muchas veces, las creencias tradicionales se originan casi de la nada: es posible que alguien las inventara en algún momento, como tuvo que ocurrir con las ideas de Thor y Zeus; pero cuando se han transmitido durante unos cuantos siglos, el hecho mismo de que sean muy antiguas las convierte en especiales. La gente cree ciertas cosas sólo porque mucha gente ha creído lo mismo durante siglos. Eso es la tradición.

El problema con la tradición es que, por muy antigua que sea una historia, es igual de cierta o de falsa que cuando se inventó la idea original. Si te inventas una historia que no es verdad, no se hará más verdadera porque se trasmita durante siglos, por muchos siglos que sean.

En Inglaterra, gran parte de la población ha sido bautizada en la Iglesia Anglicana, que no es más que una de las muchas ramas de la religión cristiana. Existen otras ramas, como la ortodoxa rusa, la católica romana y la metodista. Cada una cree cosas diferentes. La religión judía y la musulmana son un poco más diferentes, y también existen varias clases distintas de judíos y de musulmanes. La gente que cree una cosa está dispuesta a hacer la guerra contra los que creen cosas ligeramente distintas, de manera que se podrá pensar que tienen muy buenas razones o evidencias para creer lo que creen. Pero lo cierto es que sus diferentes creencias se deben únicamente a diferentes tradiciones.

Vamos a hablar de una tradición concreta. Los católicos creen que María, la madre de Jesús, era tan especial que no murió, sino que fue elevada al cielo con su cuerpo físico. Otras tradiciones cristianas discrepan, diciendo que María murió como cualquier otra persona. Estas otras religiones no hablan mucho de María, ni la llaman "Reina del cielo", como hacen los católicos. La tradición que afirma que el cuerpo de María fue elevado al cielo no es muy antigua. La Biblia no dice nada de cómo o cuándo murió; de hecho, a la pobre mujer apenas se la menciona en la Biblia. Lo de que su cuerpo fue elevado a los cielos no se inventó hasta unos seis siglos después de Cristo. Al principio, no era más que un cuento inventado, como Caperucita Roja” o “Condorito” o cualquier otro. Pero con el paso de los siglos se fue convirtiendo en una tradición y la gente empezó a tomársela en serio, sólo porque la historia se había ido transmitiendo a lo largo de muchas generaciones. Cuanto más antigua es una tradición, más en serió se la toma la gente. Y por fin, en tiempos muy recientes, se declaró que era una creencia oficial de la Iglesia Católica: esto ocurrió en 1950. Pero la historia no era más verídica en 1950 que cuando se inventó por primera vez, seiscientos años después de la muerte de María. Más adelante volveré a hablar de la tradición, para considerarla de una manera diferente. Pero antes tengo que hablar de las otras dos malas razones para creer una cosa: la autoridad y la revelación.

Autoridad
La autoridad, como razón para creer algo, significa que hay que creer en ello porque alguien importante te dice que lo creas. En la Iglesia Católica, por ejemplo, la persona más importante es el Papa, y la gente cree que tiene que tener razón sólo porque es el Papa. En una de las ramas de la religión musulmana, las personas más importantes son unos ancianos barbudos llamados ayatolás. Hay muchos musulmanes, desparramados por el mundo, dispuestos a cometer asesinatos y suicidio sólo porque los ayatolás de un país lejano les dicen que lo hagan.

Cuando decía que en 1950 se dijo por fin a los católicos que tenían que creer en la asunción a los cielos del cuerpo de María, lo que quería decir es que en 1950 el Papa les dijo que tenían que creer en ello. Con eso bastaba. ¡El Papa decía que era verdad, luego tenía que ser verdad! Ahora bien, lo más probable es que, de todo lo que dijo el Papa a lo largo de su vida, algunas cosas fueron ciertas y otras no fueron ciertas. No existe ninguna razón válida para creer en todo lo que diga sólo porque es el Papa, del mismo modo que no tienes porque creer todo lo que te diga cualquier otra persona. El Papa actual ha ordenado a sus seguidores que no limiten el número de sus hijos. Si la gente sigue su autoridad tan ciegamente como a él le gustaría, el resultado sería terrible: hambre, enfermedades y guerras provocadas por la sobrepoblación.

Por supuesto, también en la ciencia ocurre a veces que no hemos visto personalmente la evidencia, y tenemos que aceptar la palabra de alguien. Por ejemplo, yo no he visto con mis propios ojos ninguna prueba de que la luz avance a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, sin embargo, creo en los libros que me dicen la velocidad de la luz. Esto podría parecer "autoridad" pero en realidad es mucho mejor que la autoridad, porque la gente que escribió esos libros sí que había observado la evidencia, y cualquiera puede comprobar dicha evidencia siempre que lo desee. Esto resulta muy reconfortante. Pero ni siquiera los sacerdotes se atreven a decir que exista alguna evidencia de su historia acerca de la subida a los cielos del cuerpo de María.

Revelación
La tercera mala razón para creer en las cosas se llama "revelación". Si en 1950 le hubieras podido preguntar al Papa cómo sabía que el cuerpo de María había ascendido al cielo, lo más probable es que hubiera respondido que "se le había revelado". Lo que hizo fue encerrarse en su habitación y rezar pidiendo orientación. Había pensado y pensado, siempre solo, y cada vez se sentía más convencido. Cuando las personas religiosas tienen la sensación interior de que una cosa es cierta, aunque no exista ninguna evidencia de que sea así, llaman a esa sensación "revelación". No sólo los Papas aseguran tener revelaciones. Las tienen montones de personas de todas las religiones, y es una de las principales razones por las que creen las cosas que creen. Pero ¿es una buena razón?

Supongamos que digo que tu perro ha muerto. Te pondrías muy triste y probablemente me preguntaras: "¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo ha sucedido?" y supón que yo te respondo: "En realidad no sé que ha muerto. No tengo ninguna evidencia. Pero siento en mi interior la curiosa sensación de que ha muerto". Te enfadarías conmigo por haberte asustado, porque sabes que una "sensación" interior no es razón suficiente para creer que un perro ha muerto. Hacen falta pruebas. Todos tenemos sensaciones interiores de vez en cuando, y a veces resulta que son acertadas y otras veces no lo son. Está claro que dos personas distintas pueden tener sensaciones contrarias, de modo que ¿cómo vamos a decidir cuál de las dos acierta? La única manera de asegurarse que un perro está muerto es verlo muerto, oír que su corazón se ha parado, o que nos lo cuente alguien que haya visto u oído alguna evidencia real de que ha muerto.

A veces, la gente dice que hay que creer en las sensaciones internas, porque si no, nunca podrás confiar en cosas como "mi mujer me ama". Pero éste es un mal argumento. Puedes encontrar abundantes pruebas de que alguien te ama. Si estás con alguien que te quiere, durante todo el día estarás viendo y oyendo pequeños fragmentos de evidencia, que se van sumando. No se trata de una pura sensación interior, como la que los sacerdotes llaman revelación. Hay datos exteriores que confirman la sensación interior: miradas en los ojos, entonaciones cariñosas en la voz, pequeños favores y amabilidades; todo eso es autentica evidencia.

A veces, una persona siente una fuerte sensación interior de que alguien la ama sin basarse en ninguna evidencia, y en estos casos lo más probable es que esté completamente equivocada. Existen personas con una firme convicción interior de que una famosa estrella de cine las ama, aunque en realidad la estrella ni siquiera las conoce. Esta clase de personas tienen la mente enferma. Las sensaciones interiores tienen que estar respaldadas por evidencias; si no, no podemos fiarnos de ellas.

Las intuiciones resultan muy útiles en la ciencia, pero sólo para darte ideas que luego hay que poner a prueba buscando evidencias. Un científico puede tener una "corazonada" acerca de una idea que, de momento, sólo "le parece" acertada. En sí misma, ésta no es una buena razón para creer nada; pero sí que puede ser razón suficiente para dedicar algún tiempo a realizar un experimento concreto o buscar pruebas de una manera concreta. Los científicos utilizan constantemente sus sensaciones interiores para sacar ideas; pero estas ideas no valen nada si no se apoyan con evidencias.

Volviendo con la Tradición
Ahora a cumplir con que volvería al tema de la tradición, para considerarla de una manera distinta. Me gustaría intentar explicar por qué la tradición es importante para nosotros. Todos los animales están construidos (por el proceso que llamamos evolución) para sobrevivir en el lugar donde su especie vive habitualmente. Los leones están equipados para sobrevivir en las llanuras de África. Los cangrejos de río están construidos para sobrevivir en agua salada. También las personas somos animales, y estamos construidos para sobrevivir en un mundo lleno de... otras personas. La mayoría de nosotros no tienen que cazar su propia comida, como los pumas y los cóndores; se las compramos a otras personas, que a su vez se la compraron a otras. Nadamos en un "mar de gente". Lo mismo que el pez necesita branquias para sobrevivir en el agua, la gente necesita cerebros para poder tratar con otra gente. El mar de está lleno de agua salada, pero el mar de gente está lleno de cosas difíciles de aprender. Como el idioma.

Tú hablas español, pero puedes tener un amigo(a) que hable alemán. Cada una habla el idioma que le permite hablar en su "mar de gente". El idioma se transmite por tradición. No existe otra manera. En Chile, tu dices perro, en Alemania, es ein Hund. Ninguna de estas palabras es más correcta o más verdadera que la otra. Las dos se transmiten de manera muy simple. Para poder nadar bien en su propio "mar de gente", los niños tienen que aprender el idioma de su país y otras muchas cosas acerca de su pueblo; y esto significa que tienen que absorber, como si fuera papel secante, una enorme cantidad de información tradicional (Recuerda que "información tradicional" significa, simplemente, cosas que se transmiten de abuelos a padres y de padres a hijos.) El cerebro del niño tiene que absorber toda esta información tradicional, y no se puede esperar que el niño seleccione la información buena y útil, como las palabras del idioma, descartando la información falsa o estúpida, como creer en brujas, en diablos y en vírgenes inmortales.

Es una pena, pero no se puede evitar que las cosas sean así. Como los niños tienen que absorber tanta información tradicional, es probable que tiendan a creer todo lo que los adultos les dicen, sea cierto o falso, tengan razón o no. Muchas cosas que los adultos les dicen son ciertas y se basan en evidencias, o, por lo menos en el sentido común. Pero si les dicen algo que sea falso, estúpido o incluso maligno, ¿cómo pueden evitar que el niño se lo crea también? ¿Y que harán esos niños cuando lleguen a adultos? Pues seguro que contárselo a los niños de la siguiente generación. Y así, en cuanto la gente ha empezado a creerse una cosa, aunque sea completamente falsa y nunca existan razones para creérsela, se puede seguir creyendo para siempre.

¿Podría ser esto lo que ha ocurrido con las religiones? Creer en uno o varios dioses, en el cielo, en la inmortalidad de María, en que Jesús no tuvo un padre humano, en que las oraciones son atendidas, en que el vino se transforma en sangre..., ninguna de estas creencias está respaldada por pruebas auténticas. Sin embargo, millones de personas las creen, posiblemente porque se les dijo que las creyeran cuando todavía eran suficientemente pequeñas como para creerse cualquier cosa.

Otros millones de personas creen en cosas diferentes, porque se les dijo que creyesen en ellas cuando eran niños. A los niños musulmanes se les dice cosas diferentes de las que se les dicen a los niños cristianos, y ambos grupos crecen absolutamente convencidos de que ellos tienen razón y los otros se equivocan. Incluso entre los cristianos, los católicos creen cosas diferentes de las que creen los anglicanos, los protestantes, los adventistas, los cuáqueros, los mormones o los holly rollers, y todos están absolutamente convencidos de que ellos tienen razón y los otros están equivocados. Creen cosas diferentes exactamente por las mismas razones por las que nosotros hablamos español y otros hablan alemán. Cada uno de los dos idiomas es el idioma correcto en su país. Pero de las religiones no se puede decir que cada una de ellas sea la correcta en su propio país, porque cada religión afirma cosas diferentes y contradice a las demás. María no puede estar viva en la católica Irlanda del Sur y muerta en la protestante Irlanda del Norte.

¿Qué se puede hacer con todo esto? podríamos probar una cosa: la próxima vez que alguien nos diga algo que parezca importante piensa: "¿Es ésta una de esas cosas que la gente suele creer basándose en evidencias? ¿O es una de esas cosas que la gente cree por la tradición, autoridad o revelación?" Y la próxima vez que alguien diga que una cosa es verdad, prueba a preguntar "¿Qué pruebas existen de ello?" Y si no pueden dar una respuesta, espero que pienses muy bien antes de creer una sola palabra de lo que digan.

Conclusión
Ciencia y religión difieren en que la primera busca constantemente llegar a la verdad y la otra parte de una verdad, explicando y definiendo la idea del cosmos de acuerdo a una “concepción” revelada que se transmite de generación en generación mediante la tradición.

La gran evidencia de Dios es la Biblia, pero basarse solo en ella para decir que algo es o no verdadero no es una buena idea, ya que este libro nace de una historia oral, que inicialmente fue pasada, de boca en boca, de padre a hijo, de Adán a Set, de Set a Enos, de Enos a Cainán, por 40 generaciones, una historia creciente, cambiante, fue pasada, de boca a boca, de padres a hijos. Hasta que finalmente Moisés la puso por escrito en piel de cordero. Pero las pieles de cordero se gastan, y deben ser vueltas a copiar. Copias de copias de copias de copias de copias de copias de copias de copias de una tradición oral pasada de unos a otros durante 40 generaciones.

Antes de continuar voy a hacer las siguiente consideración, para traducir un libro de una lengua a otra existen muchas complicaciones, sobre todo cuando son llevadas a lenguas que tienen distintas raíces, existiendo las siguientes diferencias; la escritura, en las de origen indoeuropeo, es de izquierda a derecha y cada sonido esta representado por una letra, los idiomas de origen semita se escriben de derecha a izquierda, aquí no existen la vocales las que son representadas por puntuaciones o acentos y por ultimo existen las de origen mongolico donde se escribe de arriba hacia abajo y las letras representan palabras completas.

Una de las características que entregan las diferentes lenguas, es dar una forma de pensar única y propia de cada cultura, es decir, uno podrá aprender el idioma pero difícilmente aprenderá a pensar y ver las cosas como la persona originaria de esa cultura. Voy a agregar que además del lenguaje hablado, existe el lenguaje no-verbal, el que también es propio de cada cultura y no hay forma de trasmitirlo ya que no se aprende de modo conciente.

Por lo tanto para un traductor es muy difícil plasmar completamente la idea original, ya que además de tener en cuenta las diferencias entre los lenguajes, hay que ser conocedor de los modismos propios de cada pueblo y de cada época. Para solucionar este problema, Dios debió de haber enviado a más de un mensajero, para así evitar los errores de traducción e interpretación de su mensaje. Tendría que haber mandado “hijos” a los pueblos y culturas más importantes de la Tierra.

Teniendo en cuenta los problemas que acarrea la traducción, acentuados por las distancias temporales con los autores originales, continúo; la Biblia se tradujo del hebreo al árabe, del árabe al latín, del latín al griego, del griego al ruso, del ruso al alemán, del alemán a una vieja forma de español. A lo largo de 400 años de la evolución del idioma hasta el libro que tenemos hoy, que es una traducción de una traducción de una traducción de una traducción de una traducción de una copia de una copia de una copia de una copia de una copia de una copia de una copia de una historia oral pasada de unos a otros durante 40 generaciones. No se puede hacer pasar ni siquiera una lista de compras a través de tantas traducciones, copias y reformulaciones, y no esperar cambios absolutos partiendo de la lista original.

Los religiosos, dicen ser testigos de la existencia de Dios tras haberlo "sentido" durante éxtasis espirituales y que llaman experiencias religiosas. Lo describen como un sentimientos de la grandeza de la naturaleza, de lo perfecto que es la creación, el sentir que su espíritu se "llena de Dios", etc. Sin embrago, yo también he tenido experiencias similares cuando observo las estrellas o cuando veo, en algunos contados atardeceres, una Luna creciente, próxima a Júpiter y a un hermoso y brillante Venus, o ya más íntimamente cuando me pongo a pensar sobre la inmensidad del cosmos o en la complejidad del tiempo y del espacio o sobre el hecho de que somos increíblemente insignificantes en el contexto universal, etc. Siento lo mismo que ellos, siento y me doy cuenta de la grandeza de la naturaleza, de la increíble organización en la que se encuentra, pero la diferencia es que estoy consciente de los principios básicos sobre los cuales todo lo anterior descansa, y ninguno de dichos principios requiere un Dios ni nada que se le parezca.

Objetivo del Ateo
Otro tema es que, independientemente de la religión que profesen los creyentes, ya sean cristianos, mormones, presbiterianos, testigos de Jehová, etc., se puede observar como procuran convencernos cada uno de ellos de la verdad de sus creencias y de cómo minimizan y condenan al ateísmo como un mal y herramienta del demonio al que se debe combatir. Pero, el creyente debe de entender que el ateísmo consiste no solo en refutar las creencias de los teístas, sino que ofrecer un acercamiento al conocimiento y la racionalidad, brindando nuevos horizontes, reventando las cadenas mentales que impone la religión y que le apresan y le prohíben caminar e ir más lejos de donde podría llegar si se soltase, y sobre todo, el ateísmo le ayuda a encontrar un acercamiento a la verdad, valiéndose de sus propias pautas de razonamiento, empleando su libertad moral y haciendo uso de su inalienable derecho a la libertad de pensamiento. Y este es un punto crucial sobre el ateísmo: el Ateísmo no solo es un adversario del teísmo y sus creencias, sino que es un aliado de la razón, el conocimiento y la verdad, teniendo en cuenta antes que todo que el ateo es una persona racional.

Defender el ateismo no solo se hace rebatiendo ideas sino afirmando otras que impliquen el uso de la conciencia y el raciocinio. De esta manera se defenderá mejor y los creyentes podrán darse cuenta de que el que el ateo no solo pelea contra un Dios o dioses, sino que pelea contra todo tipo de ignorancia, y que el ateísmo no solo es una opinión contra el teísmo, sino que va mucho más allá e implica el entrar en el arduo pero fascinante mundo del pensamiento crítico y sobre todo, del desarrollo del pensamiento crítico personal.

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